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LAS FASES DE LA ENFERMEDAD

LA FASE ACTIVA DEL CONFLICTO

Los signos típicos de actividad de conflicto son una ocupación constante sobre el conflicto, insomnio, falta de apetito y extremidades frías. Desde un punto de vista biológico, este estado de estrés, particularmente las horas extras de vigilia y la preocupación total por el conflicto, tienen la intención de poner al individuo en un estado, que facilite la solución del mismo. Para mostrarlo de otra forma: en el momento en que experimentamos un shock biológico, el sistema nervioso autónomo se torna instantáneamente hacia una simpaticotonía (un estado de estrés incrementado), de forma tal que se brinde al organismo más energía para que éste sea capaz de resolver un conflicto tan rápido como le sea posible.

Controlado desde el cerebro, en el órgano correspondiente (según el tipo de conflicto vivido) se lleva a cabo un cambio que tiene un propósito biológico. Si se requiere más tejido para facilitar la solución del conflicto, el sitio cerebral que controla el órgano o el tejido hace que éste responda con proliferación celular, como por ejemplo, un crecimiento tumoral.  Si se requiere menos tejido para ayudar a la solución del conflicto, el órgano o tejido responde al conflicto relacionado con degradación de células.

Por lo tanto, las bases de la terapia son entender el significado biológico de los síntomas y dar apoyo al proceso, más que luchar en su contra o interferir con él.


Cuando nos damos cuenta de que síntomas muy específicos, incluyendo algunos cánceres, son típicos de la fase activa o de reparación del conflicto, entonces estamos en control absoluto de la situación. Entonces somos capaces de recuperarnos de cualquier pánico o miedo, prevenir nuevos shocks biológicos (como el conflicto de diagnóstico o pronóstico) y nuevos síntomas, incluyendo nuevos cánceres. Libres del miedo, podemos concentrarnos completamente en la solución del conflicto.

Desde luego, no existe una respuesta general sobre como resolver un conflicto. La solución de cada conflicto depende siempre de las circunstancias individuales. Sin embargo una solución práctica es generalmente la mejor y la más duradera.

Debido a que los síntomas de curación son siempre proporcionales a la intensidad y duración de la fase activa del conflicto, debemos tratar siempre de resolver un conflicto tan pronto como sea posible.

Si un conflicto no puede resolverse debido a limitaciones o por su intensidad emocional, degradar el conflicto es un paso muy importante. La actividad del conflicto extrema que dura un largo periodo de tiempo agota al cuerpo de energía a un grado tal que el organismo se consume.

Reducir un conflicto intenso, por ejemplo, a través de encontrar soluciones parciales, un cambio de actitud, o distracción, también disminuye los síntomas en el nivel del órgano. Por lo tanto, una “masa de conflicto” degradada también provee mejores condiciones para entrar en la fase de curación. 

Durante la actividad de conflicto raramente se presentan síntomas físicos notables de “enfermedad”. 

Dr. HAMER: «En lo que se refiere al diagnóstico de cánceres, alrededor de un 40% de los exámenes de rutina revelan viejos tumores encapsulados, los cuales debieran ser dejados sin tocar¨.

LA FASE DE REPARACIÓN

Poca energía, fatiga, dolores de cabeza, inflamación, dolor, aumento de volumen, fiebre, sudores nocturnos, pus, descargas y flujos (potencialmente mezclados con sangre), las llamadas «infecciones» y ciertos tipos de cáncer,  son síntomas típicos que indican que el conflicto relacionado ha sido resuelto y que el órgano o tejido correspondiente está ahora cursando por el proceso natural de curación. Por lo tanto, la mayoría de las “enfermedades”, son tratados por la medicina ¡cuando ya se encuentran en el proceso de curación!

Las personas que han recibido un diagnóstico a menudo están en una posición desesperada, particularmente cuando han sido diagnosticados con cáncer. Asustados por una enfermedad «maligna» y con temor de que el cáncer pueda hacer «metástasis», se encuentran entre las doctrinas de la medicina oficial y los descubrimientos del Dr. Hamer que les aseguran que el cáncer siempre tiene un propósito biológico y que no hay razón para caer en pánico. Como lo pone el Dr. Hamer, «entonces ser lanzado hacia adelante y hacia atrás entre la esperanza y el pánico es una situación muy difícil para el paciente y es la causa de las peores complicaciones.» El miedo produce estrés que es deletéreo para la curación. El miedo drena al cuerpo de su energía curativa.  El pánico dispara nuevos conflictos y reacciones en el cuerpo, lo cual dificulta el proceso de curación.

La Nueva Medicina Germánica (como la llamó el Dr. Hamer) es un nuevo paradigma de la medicina, pero también es un nuevo paradigma de consciencia. Es el darse cuenta de que nuestro organismo posee una creatividad inagotable y notables capacidades de autocuración. Es también el reconocimiento de que cada célula de nuestro cuerpo está dotada de una sabiduría biológica que compartimos con todos los seres vivos.

Por generaciones, hemos sido aprisionados con el miedo a las enfermedades. Esta nueva información nos permite reconectar con la Naturaleza y recuperar nuestra confianza en su fuerza inteligente y creativa. Ningún remedio ni artefacto en el mundo puede «remover» un conflicto. Resolver un conflicto es también un proceso de aprendizaje y nuestra oportunidad de crecer. La creencia de que podemos eludir esta oportunidad con remedios o aparatos de cualquier tipo está encadenada a un paradigma que ignora el aspecto espiritual profundo de la sanación.

 

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